El afrontamiento es la capacidad que tiene todo ser vivo desde que nace para resolver las necesidades que le impiden su bienestar. Nos permite desafiar los obstáculos que se interponen entre nosotros y las metas y objetivos que tenemos. Mientras estos objetivos sean más importantes, serán más atractivos y significativos, lo que nos expuestos al riesgo de la depresión si no los logramos.
Las estrategias de afrontamiento son los esfuerzos mentales y conductuales orientados a manejar las necesidades internas y externas generadas por una situación estresante.
En aquellos momentos en los que nos sentimos deprimidos, que no podemos seguir adelante y nos preocupamos podemos tomar tres caminos que reflejarán distintas estrategias de abordaje:
- Centrarte en la emoción
- Centrarte en el problema
- Centrarte en la solución
1. Centrarse en la emoción
En este camino podemos intentar manejar la emoción que genera el problema, pero, recuerda, también debemos comunicarnos con la razón. Lo recomendable en este caso es enfocarnos en las emociones, pues éstas pueden profundizarse y convertirse en obstáculos, es decir excusas, para resolver los problemas o avanzar, incluso podemos terminar evadiendo el problema.
Es importante aprender a no sentir vergüenza por experimentar un episodio depresivo, pero se debe intentar no amplificar lo que se siente sin llegar al extremo de negarlo. La clave es no enfocarse exclusivamente en las emociones.
2. Centrarse en el problema
Al centrarse en el problema tal vez se intente buscar información al respecto. Gracias al internet, hoy en día es muy fácil encontrar información de todo tipo, pero como todo en exceso, estar sobre informado puede generar aún más depresión y preocupación.
Hay ocasiones en los que lo mejor es preguntarse si vale la pena tensionarse tanto, si la nueva información realmente ayudará en la solución o no. Muchas veces, los beneficios son menores a la posibilidad real de lograr una solución que nos libere la carga.
3. Centrarse en la solución
En cambio, si nos centramos en la solución, elegimos el camino que permitirá hacerle frente a la situación. Las personas que afrontan son las que buscan soluciones a sus problemas, por eso están en capacidad de buscar nuevas opciones.
El optimismo y la esperanza son clave para lograr un cambio de actitud que beneficie el afrontar proactivamente la situación conflictiva. Es creer que es posible encontrar un camino para resolver el problema. Aceptar la ayuda de alguien que tenga más experiencia que tú podría ser una opción.
Afrontar también implica ser responsable; terminar con todo lo que se comience, no posponer las decisiones ni las acciones. Recuerda que los resultados de tu vida dependen de ti, de tu actitud y apertura al cambio, a intentar nuevos enfoques, de tu capacidad para tolerar las frustraciones y de tu visión sobre el éxito y el fracaso.
En momentos de tensión, respira, intenta relajarte, ¿no puedes? Vuélvelo a intentar. Necesitas ser consciente de tus oportunidades, de tus recursos, de tus respuestas propias.
Logra que la autonomía sea tu filosofía de vida. No esperes que otro actúe por ti y busca convertir la adversidad en un reto atractivo.
Cuida tus actitudes porque se convierten en tus pensamientos.
Cuida tus pensamientos porque se convierten en tus palabras.
Cuida tus palabras porque se convierten en tus acciones.
Cuida tus acciones porque se convierten en tus hábitos.
Cuida tus hábitos porque se convierten en tu carácter.
Cuida tu carácter porque se convierte en tu destino.
Siguiendo estos consejos toda persona está en capacidad para cambiarse a sí mismo.
Estrategias de afrontamiento para mejorar de la depresión
Cuando implementamos estrategias de afrontamiento para mejorar de la depresión queremos, además, aliviar el sufrimiento y el sentimiento de culpa. Si no lo logramos, puede convertirse en una tortura que llega a ser insoportable.
Busca la causa, los motivos de la depresión, con el objetivo de tratar el problema de inmediato y prevenir que se repita en el futuro por los mismos motivos. Si sientes que la situación se ha vuelto intensa, lo puedes hacer con tus propios recursos, auxiliarte en tu red de apoyo inmediata como amigos, compañeros, familiares o con la ayuda de un profesional.
Si afrontas de manera constructiva la depresión, puedes resolver los problemas en vez de evitar dicho sufrimiento; esto fomenta el crecimiento personal y fortalece tu Yo, proporcionando una mayor capacidad para tolerar o soportar los acontecimientos difíciles de la vida.
Habilidades mentales para manejar la depresión
Desarrollar habilidades mentales que sean efectivas es clave para manejar la depresión. Te presentamos a continuación las habilidades que puedes aprender y poner en práctica:
Resolución de problemas:
- Define el problema, especifica claramente qué es lo que te está afectando.
- Genera una lista con posibles soluciones.
- Evalúa las opciones. Piensa los pros y contras de cada posibilidad de solución que identificaste y elije la que creas que es mejor y posible para ti.
- Actúa implementando la solución elegida, si esto no funciona, regresa al paso de evaluar las opciones.
Técnicas de regulación emocional:
- Identifica y nombra correctamente tus emociones, esto te hará más consciente de lo que sientes y te ayudará a entenderte y a procesarlas de manera más efectiva.
- Utiliza técnicas de relajación como la respiración profunda y la relajación muscular progresiva para reducir la intensidad de las emociones.
- Aplícate la autocompasión tratándote con amabilidad, como lo harías con un familiar o un querido amigo. Reconoce que todos enfrentamos dificultades y que está bien pedir ayuda.
Recuerda que el progreso puede ser gradual, así que intenta no desesperarte. En caso de tener síntomas intensos de depresión busca la ayuda de un profesional de la salud mental, es la persona con herramientas clave para ayudarte en todo el proceso de sanación.
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